El Hamburgo se enfrenta a una pesadilla recurrente. De sus últimos diez partidos en casa del FC Bayern, perdió nueve de manera categórica. Para encontrar la última vez que no cayeron derrotados en Múnich, hay que retroceder hasta la primera fecha de la Bundesliga en agosto de 2008, cuando lograron un heroico empate 2-2. Lo que vino después fue una seguidilla de nueve caídas consecutivas, con las últimas ocho registrando un balance demoledor: 50 goles en contra y apenas 3 a favor.
Una seguidilla de palizas para el olvido
Cinco de esas derrotas se inscribieron entre las diez peores goleadas en la historia del club en la Bundesliga. La lista es brutal: un 8-0 en la temporada 2016/17, otro 8-0 en la 2014/15, un humillante 9-2 en la 2012/13, y dos 6-0 en las temporadas 2017/18 y 2010/11. Lógicamente, estas cifras tienen poco que ver con el partido de este sábado. En la última visita a Múnich, en marzo de 2018, en el once titular del Hamburgo figuraban nombres como Filip Kostić y Walace, mientras que por las bandas del Bayern corrían leyendas como Franck Ribéry y Arjen Robben. De esos planteles, hoy solo sobreviven Joshua Kimmich y Sven Ulreich por el lado bávaro, y Bakery Jatta en el Hamburgo.
Nuevos tiempos, misma desigualdad
A pesar de los años y los cambios, el optimismo en la hinchada del Hamburgo no abunda. La diferencia económica es abismal: el valor de la plantilla del campeón alemán asciende a 905,15 millones de euros, más de ocho veces el valor del plantel del Hamburgo, tasado en 108,15 millones. Rafael van der Vaart, exfigura del club que vivió en carne propia varias de estas goleadas, se muestra realista. “Al HSV le espera una tarea muy difícil. Desde mi punto de vista, cualquier cosa bajo cinco goles en contra sería bueno”, comentó en una entrevista con “ran”.
La voz del hincha: una exigencia de orgullo
Frank Niemann, de 51 años y conocido en toda Alemania como el hincha que viaja a todos los partidos del HSV y custodio del legendario lienzo “Air Bäron”, ha presenciado toda la seguidilla de palizas en Múnich antes del descenso. 6-0, 8-0, 5-0, 8-0, 3-1, 9-2, 5-0, 6-0… así de brutales fueron los resultados entre 2011 y 2018. “Uno está sentado en el Allianz Arena y solo espera que el partido termine rápido para no recibir más goles. Lógicamente, esas derrotas eran muy frustrantes, pero a la temporada siguiente, ahí estaba yo, viajando de nuevo a Múnich”, recuerda Niemann con poco agrado. Tras siete años en la segunda división, el Hamburgo al menos pudo evitar esas visitas.
El partido clave es el que viene
Este sábado, el equipo vuelve a enfrentar al multicampeón. La postura de este hincha emblemático es clara: “No me hago ilusiones ni pensamientos utópicos de que nuestro equipo va a sacar algo de allá. Lo único que espero de los muchachos, que es lo mismo que pidió el entrenador Merlin Polzin, es que se la jueguen con todo por nuestro club y que hagan un partido digno”. Al igual que muchos, Niemann cree que el duelo realmente decisivo es el de la próxima fecha, en casa contra el Heidenheim. “Ese es un rival con el que nos tendremos que medir en la lucha por no descender. Después de ese encuentro sabremos más o menos para qué estamos este año”.
La fidelidad a pesar de todo
A pesar del difícil panorama, Niemann no se queja. “A pesar de todo, siempre es bueno haber ascendido. Hay que enfrentar los desafíos deportivos que se presenten”. Y eso también corre para los hinchas. Por eso, este sábado a las 8 de la mañana, “Air Bäron” se subirá al tren con destino a Múnich y regresará durante la noche después del partido. Su esperanza, y la de los casi 8.000 hinchas que viajan con el equipo, es poder, por una vez, irse del estadio del Bayern con una sonrisa.
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